Por Franco Cerutti
En la compleja jerarquía de las tareas del hogar, existe una que ha sido elevada a la categoría de arte por personas de todo el mundo: acumular platos sucios en el fregadero. No es una tarea para los débiles de corazón ni para aquellos que buscan la aprobación de Martha Stewart. Es un acto de pereza creativa, una danza caótica entre el orden y el caos, y merece su propio lugar en el panteón de las actividades domésticas.
¿Quién necesita platos limpios cuando puedes convertir tu fregadero en una obra maestra de la acumulación? Si te has preguntado alguna vez cuántos platos se pueden apilar antes de que alcancen la estratosfera, entonces eres un verdadero conocedor de esta forma de arte. Aquí tienes un vistazo humorístico al maravilloso mundo de acumular platos sucios en el fregadero.
Acto I: El Inicio
Todo comienza con la elección consciente de no lavar ese primer plato. ¿Por qué hacerlo cuando puedes ponerlo en el fregadero y empezar a construir tu montaña? Es un acto de rebeldía silenciosa contra las expectativas de la sociedad y un recordatorio de que eres el rey o la reina de tu propio reino desordenado.
Acto II: La Acumulación Creativa
Una vez que el primer plato está en su lugar, el proceso de acumulación creativa entra en juego. No es solo una cuestión de amontonar platos; es una cuestión de estrategia. Coloca los platos grandes en la parte inferior y los más pequeños en la parte superior, como si estuvieras construyendo una pirámide de comida que haría que los antiguos egipcios se sientan orgullosos.
Acto III: El Juego de Equilibrio
El fregadero lleno de platos se convierte en una obra maestra de equilibrio y destreza. Cada plato apilado es como una pieza de dominó en un juego interminable. Mantener todo en su lugar requiere habilidades dignas de un funambulista, ya que un movimiento en falso podría desencadenar una avalancha de vajilla que pondría a prueba tus habilidades de limpieza y paciencia.
Acto IV: El Punto de No Retorno
Llega un momento en cada acumulador de platos en el que se alcanza el punto de no retorno. Es ese momento mágico en el que el fregadero está tan lleno que ya no puedes ver la superficie del agua. En lugar de ceder ante la presión de la sociedad para limpiar, te enfrentas al caos con determinación.
Acto V: La Hora de la Verdad
Eventualmente, llega el momento en que no queda más espacio en el fregadero para un solo plato adicional. Es la hora de la verdad, el punto culminante de la obra maestra. Ahora tienes dos opciones: o decides finalmente enfrentar la montaña de platos y enfrentar tu destino de lavaplatos, o buscas un nuevo fregadero para conquistar.
Epílogo: El Legado
La acumulación de platos sucios en el fregadero es un arte que ha sido practicado por generaciones. Cada plato, cada cuchara y cada tenedor en el fregadero cuenta una historia de comidas deliciosas y momentos de pereza pura. Así que la próxima vez que te encuentres mirando hacia un fregadero lleno de platos sucios, recuerda que estás participando en una tradición centenaria de creatividad doméstica. ¡Apreciemos el arte de acumular platos sucios en el fregadero y celebremos la pereza con una sonrisa en el rostro!
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