Por Franco Cerutti
¡Atención, amantes de la tecnología y enemigos acérrimos de los electrodomésticos funcionales! Hoy nos adentramos en el enigmático y absurdo universo de las placas de circuito que parecen tener un contrato de auto-destrucción. ¿Alguna vez te has preguntado por qué tu lavadora decidió tomar un merecido descanso justo cuando tenías montañas de ropa sucia? ¡La respuesta es la mágica placa de circuitos!
Esta maravilla de la ingeniería moderna es como el primo problemático en cualquier reunión familiar. No importa si estás lidiando con tu lavavajillas, tu cortacésped o incluso tu batidora, la placa de circuito es el maestro del drama que siempre se roba el centro de atención. No importa el electrodoméstico, la placa de circuito siempre está allí, lista para darse un paseo en la montaña rusa de emociones, desde funcionar sin problemas hasta hacer un berrinche electrónico.
La primera pregunta que se nos plantea es: ¿Por qué esta placa parece tener una vida propia? ¿Es un ser consciente con la determinación de arruinar tu día? ¿Acaso se rige por una compleja teoría de conspiración en la que solo quiere que gastes dinero? ¿O tal vez es solo un fanático del drama que busca mantener a los técnicos entretenidos?
Ah, sí, los técnicos. Son los magos modernos que se presentan con sus uniformes llenos de parches y cinturones de herramientas, listos para enfrentarse al problema de la placa de circuito. Pero lo que realmente les hace destacar es su habilidad para decir las palabras mágicas: «Por lo que cuesta, mejor cómprela nueva». ¡Voilà! Con una frase, transforman tu relación con tu querido electrodoméstico en un drama shakesperiano, donde la trágica heroína, la placa de circuito, muere y renace en forma de una flamante máquina nueva.
Y hablemos de la materia prima de esta enigmática placa: el cristal. Sí, porque en este mundo surrealista, las placas de circuito parecen estar hechas de cristal frágil y delicado. ¿Quién hubiera pensado que en un mundo de avances tecnológicos, se utilizaría el mismo material que se encuentra en las lámparas de mesa de tu abuela para construir componentes tan críticos? Pero claro, el cristal tiene un factor sorpresa: puede romperse sin razón aparente, como si una ráfaga de aire decidiera que era hora de causar estragos.
Entonces, ahí lo tienes. La placa de circuito, la estrella indiscutible de este circo tecnológico, siempre dispuesta a dejar que tu vida sea un poco más interesante (y costosa). No importa si eres un amante de la comodidad moderna o simplemente alguien que desea que su cortacésped funcione sin problemas, la placa de circuito estará allí, lista para decir: «¡Tachán! ¡Misión cumplida! ¡Ahora llámame chatarra y compra algo nuevo!».
Así que la próxima vez que veas a tu técnico favorito sosteniendo esa placa de circuito con una expresión que dice «oh, otra vez», recuerda que estás presenciando un espectáculo digno de los mejores comediantes. Porque en el mágico mundo de las placas de circuito que siempre fallan, la risa es la única moneda de curso legal.
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