Por Franco Cerutti
Desde que leí que el vino es malo para la salud, dejé de leer. No es que sea un alcohólico empedernido, pero siempre me ha gustado tomarme una copita de vino en la cena. Y ahora resulta que es malo para la salud, ¡vaya por Dios!
Lo peor de todo es que esta información me llegó justo cuando estaba empezando a interesarme por el mundo del vino. Estaba aprendiendo a diferenciar entre un buen vino y un mal vino, a apreciar los matices y los sabores, a maridar los diferentes tipos de vino con los platos adecuados. Pero ahora resulta que todo eso no sirve de nada porque el vino es malo para la salud.
Y es que así es la vida, amigos. Uno cree que está haciendo las cosas bien y de repente te dicen que todo lo que estás haciendo está mal. Que el café es malo para el corazón, que el chocolate engorda, que el pan integral tiene más calorías que el pan blanco… ¿Qué nos queda entonces? ¿Comer hierba y beber agua de lluvia?
En fin, yo he decidido que voy a seguir bebiendo vino aunque digan que sea malo para la salud. Porque al final de cuentas, ¿qué es la vida sin un buen vino? ¿Cómo vamos a celebrar los momentos importantes, cómo vamos a brindar por nuestros logros, cómo vamos a consolarnos en los momentos difíciles?
Así que amigos, si os dicen que el vino es malo para la salud, no dejéis de leer. Seguid leyendo y aprendiendo, pero no dejéis de disfrutar de un buen vino de vez en cuando. Porque al final de cuentas, la vida es demasiado corta como para privarse de los pequeños placeres que nos ofrece.
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