Por Franco Cerutti

Me caen tan mal aquellos que usan en una misma frase las palabras “eficaz” y “eficiente” como para demostrarte que ellos sí saben y tú eres un pobre ignorante.

¡Aquí tenemos un caso clásico de los «expertos» en el uso de las palabras «eficaz» y «eficiente»! Esos individuos que se pavonean por ahí, creyendo que son los maestros de la lingüística, tratando de impresionar a todos con su supuesto conocimiento superior. Pero, ¿saben realmente la diferencia entre estas dos palabras, o solo están jugando a ser sabios?

Déjame aclarar las cosas de una vez por todas. La palabra «eficaz» se refiere a lograr un resultado deseado o cumplir con un objetivo específico. Es como ese héroe que siempre llega al rescate y hace el trabajo sin problemas.

Ahora, por otro lado, «eficiente» se trata de hacer las cosas de la manera más rápida y económica posible, optimizando los recursos disponibles. Es como ese personaje que hace el trabajo sin despeinarse y con tiempo de sobra para tomar un café.

Pero, queridos «expertos», ¿por qué sienten la necesidad de utilizar ambas palabras en la misma frase? ¿Acaso creen que así demostrarán su superioridad intelectual?

Déjenme decirles que solo están generando confusión y risas entre aquellos que realmente conocen la diferencia. Es como tratar de impresionar a alguien con un truco de magia, pero terminar haciendo el ridículo.

Así que, queridos «expertos» en el uso de palabras, les tengo una noticia: no necesitan utilizar ambas palabras para demostrar su conocimiento. En realidad, solo necesitan usar la palabra correcta en el contexto adecuado.

Pero si aun así les gusta jugar a ser sabios, no se preocupen, siempre habrá alguien dispuesto a reírse de su intento desesperado de aparentar un dominio lingüístico que simplemente no tienen.

En resumen, no se preocupen por aquellos que intentan impresionar con palabras complicadas y combinaciones innecesarias. En lugar de eso, enfoquémonos en ser claros, concisos y, sobre todo, en entender el verdadero significado de las palabras que usamos. Y recuerden, el verdadero conocimiento no se demuestra con palabras pomposas, sino con acciones y resultados reales. ¡Divirtámonos con el lenguaje y dejemos de lado las pretensiones innecesarias!

Ahora, con la anterior disertación, no estoy seguro si he sido eficaz o eficiente. ¿Alguien me ayuda?