Por Franco Cerutti

¿Alguna vez has navegado por el Marketplace y te has topado con un anuncio que parecía prometedor, solo para darte cuenta de que el precio es un absoluto misterio? ¡Bienvenido al club! Es un fenómeno tan común que podríamos crear una nueva categoría de entretenimiento: «Adivina el Precio». Aquí van algunas reflexiones humorísticas sobre estas intrigantes publicaciones que nos hacen cuestionar nuestras habilidades de detective.

Primero, hablemos de la emoción que genera un anuncio sin precio. Es como encontrar un tesoro escondido. «¿Qué será? ¿Un sofá vintage por 20 mil colones o un yate de lujo por 20 millones de dólares? La adrenalina corre por nuestras venas mientras imaginamos todas las posibilidades. Pero, al final, solo nos queda el vacío existencial de no saber si estamos ante una ganga o un timo. ¡Gracias, vendedor misterioso!

Luego está la curiosa psicología detrás de no poner el precio. Quizás piensan que el precio es un secreto de estado, algo que solo los más valientes o los más inteligentes pueden descubrir. O tal vez creen que su artículo es tan único que el precio no importa. «¿Quién necesita un precio cuando tienes una lámpara que, según el vendedor, perteneció a un mago de la Edad Media?» Claro, amigo, claro.

Y, por supuesto, no podemos olvidar a los que ponen un «precio a negociar». Ah, el clásico. Esto es como decir: «Estoy dispuesto a venderte esta maravilla, pero primero tendrás que demostrarme tu destreza como regateador.

Lo mejor de todo son las conversaciones que surgen al preguntar por el precio. Te lanzas a la aventura y escribes: «Hola, ¿cuánto cuesta esto?». La respuesta llega como un rayo: «¿Cuál es tu oferta?». ¡Sorpresa! Aquí no solo no hay precio, sino que también te conviertes en parte de un juego de apuestas. Un intercambio de mensajes que podría rivalizar con una negociación internacional.

Al final del día, lo que realmente queremos es un poco de claridad. Un precio no debería ser un enigma. Pero, ¿quién sabe? Quizás la falta de precio es solo una estrategia de marketing, una forma de mantenernos enganchados y emocionados. Después de todo, en el mundo del Marketplace, el verdadero precio es la risa que nos llevamos al tratar de descifrar estos anuncios. ¡Así que adelante, sigamos navegando en este océano de incertidumbre y risas!