Por Franco Cerutti
En un mundo donde la dieta carnívora ha reinado supremamente durante siglos, ha surgido un grupo de personas que se autodenominan «veganos». Estas criaturas míticas han optado por renunciar a todo lo que tenga ojos, orejas y una madre, en busca de una vida sin culpa ni colesterol. ¡Permítanme presentarles a los veganos, esos seres que eligen llevar una dieta que los convierte en el enemigo número uno de las hamburguesas en todas partes!
Los veganos, como los unicornios, los dragones y los políticos honestos, son difíciles de encontrar en su estado natural. No porque sean raros, sino porque están ocupados buscando ingredientes exóticos en tiendas de alimentos orgánicos o escribiendo largas publicaciones en redes sociales sobre la última vez que tuvieron un antojo de queso.
Ah, el queso, el alimento que separa a los veganos del resto de la humanidad. Para un vegano, el queso es como la kriptonita para Superman. No pueden tocarlo, olerlo ni mirarlo sin sentir que su conciencia les recuerda las vacas que podrían haber sido salvadas. En cambio, tienen queso vegano, que es una especie de sustituto hecho de cosas como nueces y tofu. ¿El sabor? Bueno, digamos que es un poco como intentar convencer a un gato de que se comporte como un perro: posible, pero con resultados cuestionables.
Los veganos también tienen un talento especial para convertir cualquier conversación en una charla sobre su estilo de vida. Puedes estar hablando de la última película de superhéroes y, de repente, te encuentras discutiendo las virtudes de las espinacas sobre los filetes. «Sabes, Iron Man podría haber sido un vegano si lo hubieran escrito adecuadamente», dicen con una sonrisa de superioridad. Claro, Tony Stark, el genio multimillonario, playboy y filántropo, podría haberse convertido en un defensor de la ensalada de garbanzos.
Pero no todo es negativo en el mundo de los veganos. Tienen un sentido del humor único y una creatividad desbordante. Prueba de ello son los nombres extravagantes que dan a sus platos. En lugar de simplemente llamarlo «ensalada», lo bautizan como «ensalada de arco iris de unicornio con aderezo de hadas». Y sus hamburguesas de lentejas se llaman «burguesas de la madre tierra con un toque de zen». ¿Quién necesita carne cuando puedes tener algo tan mágico?
Sin embargo, lo que realmente distingue a los veganos es su compromiso con la causa. Están dispuestos a hacer sacrificios, como renunciar a la pizza de pepperoni o al tocino crujiente. Algunos incluso se atreven a convertirse en activistas, llevando pancartas con lemas como «Las zanahorias también tienen sentimientos» o «El tofu es mi superhéroe». Aunque, honestamente, no estoy seguro de si alguna vez han logrado que alguien cambie de opinión sobre sus hábitos alimenticios al grito de «¡Salven a las alcachofas!».
En resumen, los veganos son criaturas admirables en su búsqueda de una dieta sin crueldad, pero también son una fuente inagotable de humor. Aunque quizás, en lugar de burlarnos de ellos, deberíamos aprender a apreciar su dedicación y su deseo de hacer del mundo un lugar mejor, un brócoli a la vez. ¿Quién sabe? Tal vez algún día todos seremos veganos y viviremos felices comiendo ensaladas de unicornio en un mundo libre de culpa y queso vegano. ¡Hasta entonces, amigos carnívoros, disfruten de su tocino mientras puedan!
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