Por Franco Cerutti
¡Atención, atención! Se rumorea que la confianza en la humanidad ha sido vista por última vez en algún momento del siglo pasado. Sí, sí, esa misma confianza que solía pasearse con orgullo por las calles, saludando a extraños y dándoles la clave de WiFi sin pensar dos veces. Pero, ¿dónde está ahora? Bueno, eso es un misterio más grande que tratar de entender el final de «Lost».
¿Recuerdas la época en que dejabas tu bicicleta sin candado afuera de la tienda y volvías solo para encontrarla esperándote, en lugar de haber sido raptada por una banda de bicicletófagos? ¡Ah, esos fueron tiempos dorados de confianza en la humanidad! Pero hoy en día, ni siquiera puedes dejar una taza de café en tu escritorio en la oficina sin ponerle un letrero de «Propiedad privada» y una alarma anti-robo.
Y luego está el asunto de las contraseñas. ¿Recuerdas cuando tu contraseña era simplemente «contraseña» y no necesitabas un grado en criptografía para proteger tus selfies de gatos? Ahora, debes mezclar mayúsculas y minúsculas, números, emojis y un poco de magia negra para asegurarte de que nadie más que tú pueda acceder a tus cuentas. ¡Vaya, hasta el mismísimo Merlín estaría impresionado con nuestras medidas de seguridad!
Pero hablemos de las redes sociales, ese territorio mágico donde la confianza en la humanidad desapareció más rápido que las donas en una oficina. Una vez compartimos nuestros pensamientos más profundos en línea, confiando en que el mundo entero sería un lugar de comprensión y amabilidad. Ahora, si dices que prefieres los gatos a los perros, ¡prepárate para una guerra virtual que podría rivalizar con la batalla de los dragones en «Game of Thrones»!
No podemos olvidar el arte del «spoiler». Hubo un tiempo en que podrías hablar sobre tu programa de televisión favorito sin temor a ser etiquetado como el enemigo público número uno. Pero hoy, si te atreves a decir algo más allá de «Me gustó», corres el riesgo de ser exiliado de las redes sociales para siempre. ¡Oh, la fragilidad de la confianza en la humanidad!
Y ni siquiera hablemos de las «cookies» en línea. Una vez, solíamos pensar que las galletas eran simplemente una deliciosa golosina para acompañar la leche. Ahora, esas pequeñas galletas digitales siguen nuestros pasos en línea como un detective obsesionado tratando de descubrir si realmente disfrutamos de los videos de gatos o solo los miramos por aburrimiento extremo.
En resumen, la confianza en la humanidad parece haber desaparecido más rápido que los intentos de hacer una dieta de año nuevo. Pero no todo está perdido, queridos amigos. Siempre podemos confiar en que la próxima actualización de términos y condiciones será más larga que la Biblia y más incomprensible que las instrucciones de montaje de un mueble sueco.
Así que, mientras sigamos usando contraseñas con el nombre de nuestro pez dorado de la infancia seguidas por tres números al azar, y mientras discutamos acaloradamente sobre si el último episodio de una serie es un «spoiler» o solo una «revelación amigable», mantengamos la esperanza de que algún día, en algún lugar, la confianza en la humanidad vuelva a pasearse con ese aire despreocupado y sonrisa ingenua. O no. ¡Nunca se sabe!
Y recuerda, si alguien te ofrece confianza en la humanidad en una bandeja de plata, verifica primero si no está acompañada de una solicitud de contraseña y un recordatorio de política de privacidad. ¡Nunca se sabe quién podría estar espiando desde la sombra de un meme de gato!
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