Por Franco Cerutti
Oh, la maravillosa y caótica experiencia de conducir en nuestros tiempos modernos. Antiguamente, los conductores confiaban en mapas de papel, se aventuraban en calles desconocidas y rogaban por no terminar en un oscuro callejón sin salida. Pero ahora, tenemos a nuestro fiel compañero: el WAZE, esa aplicación que promete guiarnos de manera segura y eficiente hacia nuestro destino. Sin embargo, existe un grupo especial de conductores que pone el WAZE y luego hace exactamente lo que les da la puta gana.
Esos conductores se convierten en los protagonistas de una comedia de errores sobre ruedas. Ellos, valientes y desafiantes, creen que el WAZE es solo una sugerencia y no una indicación precisa. «Oh, me dice que gire a la derecha, pero ¿qué sabe este aparato estúpido? Voy a dar un giro brusco a la izquierda solo para mostrarle quién manda aquí», exclaman con orgullo.
Es como si el WAZE fuera su enemigo mortal. A medida que avanzan por las calles, la tensión crece. «¿En serio quieres que tome esa salida? ¡Pues no la tomaré! Cambiaré de carril en el último segundo solo para demostrarle a este pedazo de tecnología que no puede controlarme». Y así, la lucha épica entre el conductor y su GPS se convierte en el drama de nuestras vidas cotidianas.
Pero, queridos amigos, dejemos por un momento de juzgar a estos intrépidos conductores. Quizás tienen buenas razones para desafiar las indicaciones del WAZE. Tal vez, solo tal vez, están en una búsqueda épica para encontrar el atajo más asombroso jamás conocido por la humanidad. ¿Quién somos nosotros para cuestionar sus decisiones?
Imaginemos por un momento las conversaciones entre el conductor y su WAZE:
Conductor: «Gira a la derecha en 500 metros».
WAZE: «Gira a la derecha en 500 metros».
Conductor: «No, gracias, WAZE. Creo que tomaré el camino menos transitado, ese que parece un callejón oscuro y misterioso. Me encantan las emociones fuertes».
O esta otra joya:
Conductor: «Continúa recto durante 3 kilómetros».
WAZE: «Continúa recto durante 3 kilómetros».
Conductor: «Oh, WAZE, WAZE. ¿Acaso no entiendes que necesito un poco de aventura en mi vida? Cambiaré de carril a cada 10 segundos solo para mantenerte alerta. Tienes que admitirlo, ¡es emocionante!».
Y así, la danza entre el conductor rebelde y su fiel compañero tecnológico continúa. El WAZE, impotente y confundido, sigue proporcionando indicaciones precisas mientras el conductor las ignora con una sonrisa traviesa en su rostro.
En última instancia, este peculiar grupo de conductores nos enseña una valiosa lección sobre la vida. A veces, es necesario desafiar las reglas y tomar el camino menos transitado. Aunque, en realidad, en la mayoría de los casos solo están buscando un lugar para estacionar más cerca de la cafetería de moda.
Así que, la próxima vez que veas a alguien lanzar un insulto al WAZE mientras se desvía de su camino recomendado, simplemente sonríe y disfruta del espectáculo. Ellos nos recuerdan que la vida es demasiado corta para seguir las indicaciones de una aplicación, y que en ocasiones, es mucho más divertido hacer lo que nos da la puta gana.
Pero, por favor, tengan cuidado y no causen ningún accidente. Recuerden que el WAZE es solo un aparato, no una especie de súper héroe que los protegerá de todos los peligros del mundo.
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