Por Franco Cerutti
La eterna maldición de aquellos que experimentan un vacío existencial y, además, literalmente en sus bolsillos. ¿Quién no ha sentido esa sensación de desamparo al buscar en los rincones más recónditos de su ropa y descubrir que no hay ni rastro de un billete de mil colones o de esa barra de chocolate que te prometiste disfrutar más tarde? ¡Es desolador!
Es curioso cómo esa sensación de vacío puede trasladarse del ámbito emocional al mundo físico. No importa si te has comido hasta el último bocado de comida en la nevera o si has tenido el mejor día de tu vida, ese agujero negro en los bolsillos siempre estará ahí para recordarte que la vida puede ser cruel y que tus sueños de encontrar una moneda perdida en el suelo son tan solo eso, sueños.
El proceso de búsqueda en los bolsillos se convierte en una verdadera odisea digna de una película de Indiana Jones. Metes la mano con la esperanza de que haya algún tesoro olvidado esperándote, pero en su lugar solo encuentras un pañuelo arrugado, una tarjeta de visita de un dentista desconocido y un poco de pelusa que parece haber cobrado vida propia. Es como si los bolsillos tuvieran un pacto secreto para conspirar en tu contra y dejarte con las manos vacías.
Pero, ¿qué hay detrás de este vacío? ¿Cómo es posible que los bolsillos se conviertan en agujeros negros que absorben todo lo que tocan? Tal vez hay una dimensión desconocida en el interior de nuestros pantalones donde todos los objetos desaparecen misteriosamente. O tal vez los bolsillos tienen una inteligencia propia y deciden deshacerse de todo lo que consideran innecesario, como si fueran guardianes del minimalismo.
En cualquier caso, la lucha contra el vacío en los bolsillos es una batalla perdida. Puedes intentar poner monedas en ellos para engañarte a ti mismo y sentirte menos pobre, pero en el fondo sabes que esas monedas también se esfumarán sin dejar rastro. Y cuando intentas encontrar algo concreto, como las llaves de casa o el teléfono móvil, es cuando el vacío se vuelve más poderoso y se ríe de ti en silencio.
En última instancia, quizás debamos aprender a aceptar nuestro destino y abrazar el vacío en nuestros bolsillos. Podemos convertirlo en un símbolo de nuestra capacidad para adaptarnos a la incertidumbre de la vida y reírnos de nuestras propias desgracias. Después de todo, la comedia está en los pequeños detalles y en nuestras luchas diarias.
Así que la próxima vez que sientas un vacío en tu interior, sobre todo en los bolsillos, recuerda que no estás solo. Hay millones de personas en el mundo que también experimentan esta extraña y frustrante sensación. Mantén la esperanza de que algún día, en un universo paralelo o en el futuro lejano, alguien descubrirá el secreto detrás de los bolsillos vacíos y nos liberará de esta maldición.
Hasta entonces, ríete de ti mismo, haz un chiste, y sigue buscando en los rincones de tus bolsillos con la esperanza de encontrar algún tesoro inesperado. Y recuerda, incluso si no encuentras nada, siempre puedes decir que estás ahorrando espacio para futuros descubrimientos. ¡Nunca se sabe cuándo el agujero negro se convertirá en una mina de oro!
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