Por Franco Cerutti

En un rincón remoto de la ciudad, donde los suspiros de frustración y los gruñidos de descontento se mezclan en el aire, hay una extraña conexión que une a dos mujeres muy peculiares. No, no es el amor o la amistad lo que las mantiene unidas; es algo mucho más fuerte y contundente: su absoluto odio hacia la misma persona.
La historia de estas dos mujeres, cuyos nombres omitiremos para proteger su reputación (y también porque no quiero que me persigan con antorchas), es una de las más hilarantes y retorcidas que puedas imaginar. Sus caminos se cruzaron en el momento en que ambas descubrieron que compartían una aversión mutua hacia una persona en particular. Fue como si el universo hubiera decidido jugarles una broma cósmica y las hubiera arrojado juntas en esta extraña aventura.
Desde ese momento, estas mujeres se han convertido en cómplices en la lucha contra su archienemigo común. Han creado un grupo secreto llamado «Las Divas del Desprecio» donde comparten sus historias más desgarradoras de encuentros con esta persona, quien ha sido responsable de arruinar tantos momentos felices en sus vidas. Se reúnen en una guarida subterránea, en un sótano oscuro y húmedo, que es casi tan deprimente como los recuerdos que comparten.
Cuando estas mujeres hablan de su enemigo, puedes ver cómo sus ojos brillan de pura indignación. Sus historias son como una sinfonía de desgracias, cada una tratando de superar la historia de la otra con una anécdota aún más inverosímil. «¿Sabes qué hizo esta vez?», comienza una de ellas, con una risa maliciosa a punto de escapar de sus labios. «Se atrevió a llevar exactamente el mismo vestido que yo a la fiesta. ¡Fue como si hubiera robado mi identidad fashionista!»
El humor negro es el pegamento que mantiene unida a esta extraña alianza. Ambas mujeres se apoyan mutuamente en sus momentos más oscuros, riéndose hasta que las lágrimas corren por sus mejillas. La vida les ha enseñado que no se puede cambiar a las personas, pero al menos se pueden reír de ellas y de sus desaciertos.
A medida que se conocen más, estas dos mujeres descubren que también tienen otros intereses en común más allá del odio compartido. Una de ellas es una experta en memes sarcásticos y la otra es una maestra de la ironía. Juntas, han logrado crear un ejército de zingers y burlas épicas que dejan a su enemigo sin palabras.
El vínculo que une a estas mujeres es tan fuerte que a veces se preguntan si deberían sentirse agradecidas con la persona que tanto odian. Después de todo, si no fuera por ella, nunca habrían encontrado una amistad tan extraña pero especial. Pero eso no significa que no vayan a vengarse de alguna manera. Han jurado solemnemente que harán todo lo posible para hacerle la vida imposible a su enemigo, aunque sea desde las sombras del sarcasmo y la risa burlona.
Así que, querido lector, si alguna vez te encuentras en una situación en la que dos mujeres te miran con desprecio mientras ríen entre dientes, ten cuidado. Podrías ser el enemigo en común que ha unido sus almas y las ha convertido en las más grandes aliadas en el arte del odio humorístico. Y recuerda, el humor siempre es la mejor arma contra los enemigos… y también una excelente forma de terapia.