Por Franco Cerutti
¡Atención, atención! Última hora: ¡los simios niegan ser nuestros antepasados! En un giro inesperado de la evolución, nuestros primos peludos han decidido rechazar con vehemencia cualquier vínculo con los humanos. Sí, queridos lectores, los simios han dejado de lado su papel de antepasados y están exigiendo el reconocimiento de su propia identidad. ¡Es una revolución simiesca!
Los científicos, que han dedicado años de investigación al estudio de nuestra genealogía compartida, se encuentran en un estado de total desconcierto. ¿Cómo puede ser que los monos que nos inspiraron tantas películas cómicas y nos hicieron reír con sus travesuras estén ahora negando su papel en nuestra historia? Parece que la evolución ha dado un giro tan extraño como una banana cubierta de mayonesa.
Imaginen la escena: un grupo de chimpancés sentados alrededor de una mesa discutiendo sobre su ascendencia, mientras balancean sus brazos de un lado a otro con expresiones serias en sus rostros peludos. «No, no somos sus antepasados», gruñe el simio más sabio del grupo, «¡somos seres completamente independientes con una cultura y sociedad propia!» Y así, con un golpe de su puño peludo en la mesa, proclaman su desvinculación de la rama humana del árbol genealógico.
La noticia ha provocado reacciones mixtas en la sociedad humana. Algunos se toman esto como una señal de liberación, imaginando un mundo sin las cargas del pasado, sin el peso de la evolución. Otros, en cambio, se sienten traicionados y abandonados por nuestros parientes simios, que han sido durante tanto tiempo nuestros compañeros cómicos y nuestros aliados en los zoológicos.
En respuesta a esta controversia, se han organizado manifestaciones en todo el mundo. Los humanos, vestidos con trajes de mono y portando pancartas con mensajes como «¡No nos abandones, primos peludos!» y «¡No puedes negar tus raíces simiescas!», han salido a las calles en un intento desesperado de reconectar con nuestros parientes lejanos.
Sin embargo, los simios no están dispuestos a dar marcha atrás. Han comenzado a desarrollar su propia sociedad, con leyes simiescas, instituciones educativas y hasta una versión simiesca de Hollywood. Se rumorea que están planeando su propia película de «El Planeta de los Simios», pero esta vez sin humanos en el papel protagónico.
Mientras tanto, en los laboratorios de investigación, los científicos se esfuerzan por comprender este cambio de perspectiva. Algunos sugieren que los simios han alcanzado un nivel de inteligencia y autoconciencia que los ha llevado a cuestionar su lugar en la historia evolutiva. Otros, más escépticos, creen que todo esto es solo una estrategia para conseguir más plátanos.
En cualquier caso, queridos lectores, estamos presenciando un momento histórico. Los simios han decidido deshacerse de su estatus de antepasados y reclamar su propia identidad. ¿Qué nos depara el futuro? ¿Un mundo sin simios en los que inspirarnos? ¿O una nueva era de convivencia entre humanos y simios, en la que podamos reír juntos de nuestras diferencias? Solo el tiempo (y la evolución) lo dirá.
Por ahora, solo podemos sentarnos y contemplar este espectáculo cómico-evolutivo con asombro y una buena dosis de humor. Después de todo, si no podemos reírnos de nosotros mismos y de nuestros primos peludos, ¿qué nos queda? ¡Que vivan los simios y su rebelión contra la genealogía!
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