Por Franco Cerutti
Hay una especie de conductores en nuestras carreteras que parecen estar enamorados de la bocina de su automóvil. En cuanto el semáforo cambia de rojo a verde, ellos no pueden esperar ni un segundo para dar un fuerte toque de bocina. No estoy seguro de cuál es su objetivo: ¿intentan asustar a los autos de alrededor para que se muevan más rápido? ¿Están convencidos de que están ayudando al flujo del tráfico con su cacareo constante?
Lo único que sé con certeza es que estos conductores son un verdadero dolor de cabeza para todos los demás en la carretera. Ya sea que esté caminando por la calle, esperando en un semáforo o simplemente disfrutando de un paseo en bicicleta, siempre hay alguien que va a tocar la bocina y estropear nuestro día.
Lo peor es que estos conductores no parecen tener en cuenta que tocar la bocina no es una forma efectiva de hacer que el tráfico se mueva más rápido. En lugar de acelerar el flujo, solo están aumentando los niveles de estrés y frustración de todos los demás. Además, ¿qué ganan al llegar a su destino 30 segundos antes? ¿Van a ganar una medalla de oro por el mejor tiempo de llegada al trabajo?
También es curioso que estos conductores solo parecen tocar la bocina cuando el semáforo se pone verde. ¿Por qué no tocan la bocina cuando el semáforo está en rojo? Es como si estuvieran diciendo: «¡Oye, semáforo, apúrate y cambia a verde!» Claro, porque todos sabemos que los semáforos no son capaces de escuchar.
En conclusión, a los conductores que tocan la bocina en cuanto el semáforo se pone verde: ¡por favor, deténganse! Dejen de asustar a los demás y de crear un ambiente de caos en la carretera. Además, si están realmente tan desesperados por llegar a su destino, tal vez deberían salir de casa un poco más temprano. ¡Feliz conducción!
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