Por Franco Cerutti

Las personas que tienen una luz interior son aquellas que irradian una energía positiva que se siente en su presencia. Son aquellas que iluminan la habitación cuando entran y que dejan una huella duradera en la vida de quienes las conocen.

La luz interior no se trata de una apariencia física atractiva o de una personalidad extrovertida y sociable. Más bien, es una cualidad intangible que se refleja en la forma en que se relacionan con los demás y en cómo enfrentan los desafíos de la vida.

Las personas que tienen una luz interior son positivas y optimistas, y tienen una capacidad natural para encontrar la belleza y la felicidad en las cosas más simples de la vida. No se dejan vencer por las dificultades y tienen una actitud positiva ante las adversidades.

También son empáticas y compasivas, y tienen la capacidad de ponerse en los zapatos de los demás y entender sus perspectivas. Son generosas con su tiempo y su energía, y siempre están dispuestas a ayudar a los demás.

Otra cualidad común de las personas que tienen una luz interior es su capacidad para vivir en el presente. No se preocupan por el futuro ni se lamentan por el pasado, sino que disfrutan plenamente del momento presente. Esto les permite estar más presentes y conectados con las personas y las cosas que les rodean.

Además, las personas que tienen una luz interior suelen ser espirituales, aunque no necesariamente religiosas. Pueden encontrar significado y propósito en su vida a través de prácticas como la meditación, la reflexión y la conexión con la naturaleza.

En resumen, las personas que tienen una luz interior son un verdadero regalo para el mundo. Su positividad, empatía, compasión y espiritualidad son cualidades que todos podemos aprender y cultivar en nosotros mismos para mejorar nuestra vida y la de los demás. Siempre es importante rodearnos de personas que nos inspiren y nos motiven a ser mejores personas.